Que la organización se fundamente en la espiritualidad

El proyecto editorial de la Secretaría Técnica Indígena de la Mesa Permanente de Concertación ha dado a luz un nuevo volumen de la colección Mientras no se apague el sol, que recoge algunas voces relevantes del Movimiento Indígena colombiano en las últimas décadas. Presentamos una breve reseña del libro y un fragmento de una de las líderesas que aportaron su voz en esta tercera entrega.

Jaime Enrique Arias Arias
Pueblo Kankuamo
3/5/22

Las luchas sociales y políticas de los pueblos ancestrales han venido acompañadas de un proceso de reflexión continuo, alimentado por el cruce de opiniones y conocimientos de las mayoras y mayores, y de los jóvenes líderes y lideresas que han participado del Movimiento Indígena colombiano. En esta ocasión, el mayor Jaime Arias, del Pueblo Kankuamo, expone uno a uno los principios fundamentales que guían a los Pueblos Indígenas: Unidad, Territorio, Cultura y Autonomía, y señala los mecanismos y las vías posibles para que estos terminen de ser afianzados por las comunidades. Allí está la Constitución, las leyes y los convenios, pero hace falta darles la aplicación debida para empezar a consolidar las instituciones indígenas. Entre varios de los puntos a tener en cuenta, uno muy importante: que las organizaciones (y las decisiones que se tomen en ellas) estén soportadas en la voz de los sabios, que el poder no prescinda de las fuentes del espíritu. 

En esa toma del 96 participaron los que estaban en el comité ejecutivo de la ONIC [Organización Nacional Indígena de Colombia], y de acá fueron los wayúu, y participó el Pueblo Arhuaco con Leonor Zalabata, en representación de la CIT [Confederación Indígena Tayrona]. Nosotros, por cuestiones logísticas, de presupuesto y organizativas, no participamos directamente. Pero sí estuvimos haciéndole seguimiento al desarrollo de los acontecimientos. Estuvimos al tanto de las negociaciones, y asumimos que nuestros voceros naturales allá eran el comité ejecutivo de la ONIC, en cabeza del compañero Abadio Green.

2.

Fue muy importante lo que sucedió en el 96. En buena medida, estas acciones se dieron por la reivindicación que los indígenas veníamos haciendo, por la exigencia de una deuda histórica que el Estado colombiano ha tenido con los Pueblos Indígenas. Hablo de “histórica” por toda la arremetida que hubo en la Conquista, por la colonización, a través de la cual nos quitaron e impusieron cosas. En segundo lugar, por la Independencia. No nos olvidemos de que el ejército libertador pasó por el páramo de Pisba gracias al apoyo de los Pueblos Indígenas. Eso la historia no lo dice. Por eso, Bolívar quiso crear los resguardos para devolver la tierra, pa “resguardar los naturales”, decía él. Ahí uno puede entender esta lucha que todavía hay entre bolivarianos y santanderistas. Ganaron en un momento los santanderistas y esos derechos que se habían reconocido fueron ignorados por los presidentes. Y entonces viene el proceso de lucha de los Pueblos Indígenas, primero con la Ley 89 de1890. Paradójicamente, el título de esa ley es… ¿cómo es?… “por la cual se determina la manera como deben ser gobernados los salvajes que vayan reduciéndose a la vida civilizada”. Pero de ahí empezó el concepto de cabildo y de resguardo. Todavía ese concepto de cabildo está vigente y eso es algo que yo no entiendo, pero así es. 

Y luego viene el despertar organizativo. Se crean, a lo largo del siglo xx, varias organizaciones: el CRIC [Consejo Regional Indígena del Cauca] en el 71, yo creo que un poco antes del 70 la Liga Indígena Arhuaca, la Confederación Indígena Tayrona en el 78, y en el 82 la ONIC. Todos estos movimientos surgieron alrededor de la idea de reivindicar básicamente la tierra y la autonomía, esos dos elementos. Y ese gran movimiento indígena se junta con el movimiento sindical, con el movimiento campesino, porque la ONIC en el 82 surge con una estructura sindical, campesina. Y eso desemboca en la gran movilización de la Constituyente del 91. 

Entonces, en la Constituyente, los Pueblos Indígenas logramos un reconocimiento: el tema de la diversidad étnica y cultural, el tema de la autonomía de las entidades territoriales indígenas, el carácter inalienable, inembargable, imprescriptible de los resguardos; la jurisdicción especial indígena, la jurisdicción electoral, etcétera. Pero eso se da en el 91, y en el 93 se desarrolla la consulta de la Ley Orgánica de Ordenamiento Territorial. Ya estaba vigente el Convenio 169 de la OIT que obligaba al Estado a consultar, pero que no implementó. Entonces, lo de la MPC [Mesa Permanente de Concertación] y lo del territorio fue una demanda de eso. De que usted, señor Gobierno, ya no nos mire a nosotros como menores de edad, ya no puede hacer lo que se le da la gana. Tiene que concertar con nosotros las medidas. Por eso surge la MPC. Para concertar. Si usted se da cuenta, las políticas que van a desarrollar los derechos de los Pueblos Indígenas… ahí está el tema de la licencia ambiental, la comisión de territorio, el saneamiento, la ampliación de los resguardos y el reconocimiento de los resguardos coloniales. Yo hice parte de la Comisión Nacional de Territorios Indígenas desde la fundación. En el 98 comenzamos. Porque los decretos salieron como en el 96, 97. Y yo estuve allá hasta el 2010.

3.

12 años estuve en la Comisión de Territorios. Hay que decir que al principio sí había unos recursos, pero, bueno, como ha pasado con este cambio institucional… creo que no solo era suficiente el cambio normativo, o sea en el papel, si no que había que cambiar el chip, el pensamiento de los funcionarios encargados de implementar estas normas. ¿Por qué digo que cambiar el chip?, porque muchos de estos funcionarios fueron formados bajo el periodo del indigenismo, el asimilacionismo; es decir: al indio hay que civilizarlo. Por eso la educación, por eso la Ley 89 con los cabildos y los resguardos: pobrecitos allá, son víctimas del demonio, del atraso, que no sé qué, aquí los traemos, está bien para tenerlos en la foto aquí en la oficina, pero no como sujetos de derechos. Muy complicado entonces cuando uno se encuentra a unos funcionarios con esta visión. Yo veo que eso no ha cambiado; lo veo en la gente que está encargada de garantizar los planes de salvaguardia, los PES, son personas que no tienen ni idea de lo indígena y vienen con unos cuentos ahí y no se les ve voluntad. Entonces, ese tipo de cosas, sumado obviamente a la falta de voluntad política de los gobernantes, ha llevado al traste estos grandes logros. 

Esos escenarios fueron o son muy importantes. Son muy importantes porque logramos unos avances en materia de tierras. Pero ¿qué pasó? Con Samper de presidente, llegamos, en su momento, a distribuir en el presupuesto Quince mil millones de pesos. Eso fue en el 98. Pero ya en el 99, cuando llega Pastrana, redujo el presupuesto. Quedó como en cinco mil. Y con Uribe, peor: quedó en dos mil millones. Ese presupuesto volvió a subir un poco en el periodo de Santos, sobre todo después de las mingas, pero entiendo que ahora con Duque disminuyó nuevamente. No sé exactamente a cuánto hemos llegado y es bueno que se haga esa curva. Porque en la minga nosotros logramos unos presupuestos y no sé qué tanto se haya ejecutado. Lo otro es que van colocando muchos problemas, muchas talanqueras administrativas y jurídicas a los procesos. Entonces, a pesar de que había la plata, para ponerlo en un resguardo a punto de construir… ¡mejor dicho! Está más complicado que ir a la luna: que el estudio, que las aclaraciones de área, que el título tiene un área, que el GPS marca una cosa. Y así. Es impresionante. 

Ese derecho al territorio está ahí, está ahí, pero también hay que decir que a los Pueblos Indígenas nos ha faltado desarrollar una capacidad administrativa y técnica para poder superar esos obstáculos que coloca el Estado en la adquisición de tierras. Y yo lo digo porque varias veces desde la ONIC se pedía la información a las organizaciones: nunca la enviaban. ¿Cuáles son los predios?, ¿cuál es el área?, etcétera. Entonces, aparte de no tener el Estado esa voluntad, pues había que enfrentarse con esta debilidad: que las organizaciones no enviaban la información. O de pronto es que desconfiaban de uno… no se la enviaban a uno, porque al Gobierno sí se la enviaban.  

4.

Y la MPC, ¿cuál es el problema que yo he visto? Es un escenario importante, pero el punto es: ¿quién coloca la agenda en la MPC? Yo, a pesar de no ser delegado oficial de la MPC, participaba en muchos escenarios. Primero, los Pueblos Indígenas tenemos una agenda, pero siempre vamos jugándole a la agenda del Gobierno. Y entonces termina la MPC al servicio de las instituciones y de lo que a ellas les interesa. Lo otro que yo he visto ahora es que se ha vuelto un escenario de concertar proyectos, y no estamos concertando las normas, las políticas. Y esos proyectos nos están llevando es a unas peleas internas y a la división de organizaciones, al surgimiento de otras organizaciones que quieren escenarios. En tercer lugar, a veces percibo que la MPC está asumiendo competencias que no le corresponden en cuanto a los derechos. Es decir, la MPC, bajo ningún punto de vista, debe reemplazar a las autoridades indígenas en la toma de decisiones. Y el Gobierno no puede utilizar la MPC para hacer una Consulta Previa, sino como un mecanismo para identificar la metodología de la consulta, porque la consulta tiene que bajar a los territorios. Entonces, hábilmente, el Gobierno está diciendo: “¡No!, hagamos macros y ya”. Y se están quedando las bases sin la consulta. 

Eso es una crítica que yo he hecho, no desde ahora, sino desde siempre. Entonces, ¿cómo se hace para que en este funcionamiento de la MPC se garantice que, antes de esa toma de decisiones allá, cada organización consulte su base? Y si está de acuerdo, hágale, si no, no. Porque eso nos está llevando es a unas disputas internas, entre nosotros. Yo creo pues que el escenario es importante, pero hay que replantearle algunas cosas. Sobre todo, en términos de que los Pueblos Indígenas seamos los que lideremos la agenda: qué es lo que nos interesa. No hay que hacer la agenda que le interesa al Gobierno. Primero saquemos nuestra agenda. 

Un punto de la agenda propia de los Pueblos Indígenas es el Decreto 1953 de 2014, porque eso fue producto de una minga. Está hecho, pero no se ha reglamentado, y no hemos logrado avanzar en eso, lo de las autoridades ambientales. ¡Hasta que no se expida eso, no sigamos con otras leyes!, ¿si me entiende? Y así otras iniciativas, por ejemplo, el SEIP [Sistema Educativo Indígena Propio], el SISPI [Sistema Indígena de Salud Propio Intercultural], eso es de la agenda propia, que está en el Decreto 1953; los recursos para los PES, para los planes de salvaguardia, para implementar lo de víctimas, esas cosas. Entonces, para concluir esta reflexión, yo creo y defiendo los espacios. Me parecen importantes, fueron producto de unas tomas, de unas acciones, pero hay que fortalecerlos y hay que replantearlos en los términos que he mencionado.  

 

[En 2013, las delegaciones indígenas de la Mesa Permanente de Concertación suspendieron los diálogos con el Gobierno, debido a los continuos incumplimientos de los acuerdos pactados en ese mismo escenario. El paso siguiente fue instaurar una gran minga nacional. Desde el 12 de octubre de aquel año (¡el 12 de octubre!, a propósito de viejas deudas), se hicieron tomas de carreteras, alcaldías y gobernaciones en 18 departamentos del país. Las demandas eran más o menos las mismas de siempre, las que nunca habían sido atendidas: garantías sobre los territorios, garantías sobre los derechos humanos, garantías políticas, administrativas, económicas, etcétera. En fin, que se cumpliera, de manera cabal, la Constitución que había sido firmada ya hacía más de 20 años. Y las respuestas fueron más o menos las mismas de otras ocasiones: ESMAD, helicópteros, tanques de guerra, gases, disparos, y la arremetida siempre insidiosa de los medios de comunicación. Al final, la tensión se resolvió nuevamente en el diálogo. De los 29 acuerdos que se lograron, uno de ellos establecía el compromiso del Gobierno nacional para avanzar en la construcción de un decreto en el que se establecieran las normativas que pusieran en funcionamiento los Territorios Indígenas respecto a la administración de los sistemas propios de educación, salud, agua potable y saneamiento básico. Lo que resultó de ello fue la expedición del Decreto 1953, ya en 2014. Ahora, según se entiende por el presente relato, dicho decreto aún está por hacerse efectivo. La minga, entonces, ha de continuar]. 

5.

Pienso que la autonomía se ha debilitado, se ha ido desvinculando del proceso de formación, de la nueva dirigencia, de las autoridades, de los principios y el gobierno propio. En primer lugar, las autoridades que han llegado de la universidad, que se han profesionalizado, no conocen lo interno. Entonces empiezan a manejar la organización desde una visión externa. Le dan más prelación a la ley de afuera que a la ley propia. En segundo lugar, los pueblos hemos dado una lucha fuerte, pero en las organizaciones indígenas se están metiendo otras fichas. Cooptación, se llama eso. Tercero, el tema del mal ejercicio del poder, que es cuando yo quiero y tengo sed de poder, pero para beneficio personal, sin importar el beneficio colectivo. En cuarto lugar, está la incidencia de los proyectos con recursos económicos; esos recursos que llegan y llevan a los líderes a manipular las decisiones, con platica. En mi experiencia puedo hoy mirar que esos cuatro factores están contribuyendo a debilitar el ejercicio de la autonomía. Y lo otro que ha afectado, sin lugar a dudas, ha sido el conflicto armado; el desplazamiento de la gente, las amenazas.

Entonces, hoy tenemos un gran reto, por eso nosotros hemos planteado, por ejemplo, desde la ONIC, volver a la Ley de Gobierno Propio, volver al origen, precisamente para que la dirigencia se pueda enfocar ahí. Porque, en la medida en que la dirigencia no tenga claro qué significa ser autoridad indígena, es muy complicado. La autoridad indígena no debe ser para manejar la plata, aunque se necesite manejar la plata; no es para gestionar proyectos, no, es para gobernar el territorio, es para cuidar y conservar los elementos que fundamentan la vida; es para propiciar la pervivencia cultural del pueblo. ¡Y eso se hace hasta sin plata! 

Pero entonces, ¿cómo vamos a volver a esa dinámica de producción propia, por ejemplo, de la economía propia, de la sostenibilidad propia? Si vamos perdiendo conocimiento y práctica y no aprovechamos los recursos, nos vamos debilitando también. Se me olvidó decir eso: que también la autonomía político-administrativa tiene que ver con la autonomía económica. Si nosotros, en el sistema productivo, en la generación de pensamiento propio, estamos dependiendo mucho de afuera, nos vamos a ver afectados en lo político-administrativo. Un indicador que yo podría mencionar de esa debilidad de la autonomía es que con el Decreto 1953, que fue producto de una minga, nosotros logramos la administración de recursos de 750 resguardos, pero creo que no han pasado de 10 los que hemos asumido la administración. Entonces, ¿qué está pasando? Nos da miedo, o yo no sé…

Ahora, algunos están diciendo que es mejor seguir con la contratación de los cabildos, pero de allá del Estado. ¿Cómo estamos entendiendo la autonomía? La imposición o la alienación del pensamiento fue tan fuerte, como yo le he dicho a la gente, que no nos creemos que podamos ser patrones, sino obreros. Ser obrero no es malo, pero yo también puedo administrar, y parece que estamos conformes de que nos sigan administrando, y así es muy difícil lograr el ejercicio pleno de la autonomía político-administrativa, y también del territorio.

6.

El de territorio es un concepto que se ha transformado en un concepto de poder, diría yo. Y si hablamos de poder, lo hacemos en su dimensión política, jurídica, administrativa, de soberanía… y la soberanía implica una visión integral de territorio como el fundamento para ejercer el poder público. Nosotros en la Sierra estamos hablando de Autoridad Pública Ancestral y estamos apuntando a construir el Territorio Autónomo Ancestral. Entonces el territorio ya no es solo la tierra, sino una figura jurídico-política, y no del Estado ni de la República. Esa figura del territorio es el fundamento de nuestra razón de ser; hablamos de que ese territorio va a ser dirigido por la Ley de Origen y por el Documento Madre, así que cuando haya conflictos de interpretación a la norma, el operador jurídico acudirá al Documento Madre para su interpretación. Lo que estamos haciendo entonces es poner la Ley de Origen en el mismo nivel de la Constitución colombiana para establecer ese territorio, y ese territorio va a ser gobernado por una ley propia, por una Autoridad Pública Ancestral. Ese debate lo tuvimos con la asesora, con la secretaria jurídica de Presidencia. La señora se enojó y dijo que no iba a aceptar eso, pero ahí logramos meter algunas cosas. Y hay que fijarse entonces que ese concepto de Línea Negra abarca nueve niveles hacia abajo y nueve niveles hacia arriba, y esto cambia el concepto porque estamos hablando de un territorio vivo, que es fuente de vida. Esto es una revolución. Pero yo de pronto hablo esto a las autoridades y la gente como que no alcanza a entender, pero ahí vamos, ahí vamos. 

[Primero fue la oscuridad y luego vino la luz. Primero fue el espíritu, invisible e infinito; luego la materia y la evolución del mundo. Primero la madre y después las semillas del sol, las estrellas, el mar, las piedras, las plantas, el aire, los ríos y los seres humanos. Es por esto que todos compartimos un mismo principio. Ya desde el estado espiritual se iba definiendo el orden del territorio ancestral, y también el conocimiento para administrar y cuidarlo todo. Este conocimiento es la Ley de Origen. No se trata de leyes inventadas por nadie, no es un postulado de ninguna sociedad; es más bien la armonía originaria, la justicia heredada de una inteligencia remota. No es solo equilibrio o justica en función del ser humano, sino también de la tierra, de los pájaros, del agua, del viento y de la luz. La necesidad de que todo vuelva y se encauce en un equilibrio primigenio].     

7.

Creo que la unidad está en grave riesgo, y la verdad es que uno ve cada vez más fragmentaciones. Hay distintos factores, como ya lo decía. Está la injerencia, la afectación al sistema de pensamiento. Es decir, te cambian tu lógica, tu manera de entender el mundo, tu realidad, y te montan un dios nuevo, y el que tú tenías lo convierten en un demonio. Te montan una nueva figura de autoridad, te cambian tu idea de realización como ser, tu idea de felicidad, y eso te va llevando a desligarte de la raíz. Eso, por un lado. Entonces, frente a cualquier arremetida que venga, es fácil que tú, ¡pran!, te abras del parche. Y lo digo porque uno de los factores que nos afectan es la evangelización. Hay gente que está con esto y arma tolda aparte. Ha pasado aquí en la Sierra. Hemos tenido esa situación como Pueblo Kankuamo; el Pueblo Kogui ha vivido lo mismo, y así otros pueblos. Pero también nos está afectando la mermelada que reparte el Gobierno, porque también hay mermelada en los Pueblos Indígenas. 

Hemos logrado cosas, el Fondo del Buen Vivir, lo de regalías, las transferencias, la administración de la educación, y unos presupuestos que deberían fortalecer los procesos, pero, paradójicamente, lo que uno ve es que se generan más rupturas. El efecto del dinero está pudiendo más que otros principios. No sé, es muy paradójico; el logro de esos recursos directos, en vez de ayudarnos, nos está dividiendo. 

8.

Para mí, debe llegar un momento en el que los Pueblos Indígenas ejerzamos plenamente la autonomía, que no tengamos que estar discutiendo con el Estado todo el tiempo. Para eso, el planteamiento es muy claro: desarrollemos el 1953 en términos de los Territorios Autónomos Ancestrales, empecemos a tener la autonomía económica y verá que se acaba esto. Si nos vamos a pelar, que nos pelemos nosotros adentro, pero no por la incidencia o las condiciones que nos ponen de afuera. Mire lo que acaba de pasar con el Fondo del Buen Vivir, el Gobierno dijo: “Aquí hacemos lo que nos parezca”, y ahí está. Y va a pasar lo mismo con regalías. Ahí no nos estamos poniendo de acuerdo. Debemos entender que la MPC era un requisito, o un escalón para llegar a otro lugar, y no una institución para hacerle el favor al Estado.

Otra cosa que veo es que la gente se está abriendo de la ONIC y ya quiere armar rancho aparte. Es el caso del CRIC, por ejemplo. Ellos ayudaron en la unidad, en la lucha, ¿y ahora se salen? Y llegan luego allá como CRIC nacional. O los AICO, que quieren armar su vaina. Pero ¿la gente de las bases qué? Ojo con eso, porque en un momento va a haber una burocracia ya montada. Eso nos va a terminar perjudicando a nosotros mismos. Entonces, tiene que haber un momento en que nosotros podamos legislar autónomamente en nuestro territorio. Yo veo ahí un paso importante para los Pueblos Indígenas. Que sea el 1953, lo que usted quiera, pero hay que dar el paso en esa dirección.

9.

Ahí uno podría decir: ¿en qué quedan los planes de vida? Si ahí ya está la política indígena. Aquí la llamamos planes propios. Lo que necesitamos es un presupuesto para hacerla nosotros mismos. Pero nos van sacando que una política de jóvenes, que de LGBTI, que no sé qué y pare de contar. Y entonces, ¿para qué tenemos nuestros planes? Es que eso nos está desgastando. Varias veces se han convocado cumbres, pero para mirar elementos del poder material, y esto tiene que tener un fundamento espiritual.

Nosotros nos soñamos las transferencias fue pa fortalecer la cultura, lo propio, no para que hagan acueductos y se pongan a pelear por eso. Entonces, los planes de vida son para desarrollar lo que a nosotros nos interesa, y no para estarle haciendo el favor al Estado.

Otro fenómeno bien raro es: si no conseguimos eso, vamos a la movilización, allá firmamos unos acuerdos, y después eso se desarrolla en la Mesa [MPC] y volvemos a la misma, el mismo círculo vicioso. Acá tenemos que revisar esa estrategia. ¿En dónde estamos fallando? Lo que veo es que, por parte de los Gobiernos, eso no va a cambiar. Entonces nosotros aquí tenemos que tomar la decisión de gobernar nosotros eso y administrar autónomamente; no estar dependiendo de un Estado que no nos va a entender. 

La soberanía propia debe estar basada en la autonomía económica y cultural, y, sobre todo, fortalecer nuestros propios sistemas de pensamiento, para gobernar con nuestras herramientas. Eso es lo que yo llamo el Territorio Autónomo Ancestral. Se lo he planteado a muchos pensadores. No me imagino que estemos concertando todo el tiempo con el Estado. No, debemos gobernar nosotros los territorios. Y la concertación no va a ser con acuerdos, sino con tratados, porque ahí ya nosotros somos titulares del derecho a la libre determinación. Veo que, en la Amazonía, en el Cauca, en la Sierra, por mencionar algunos, hay condiciones para avanzar en esto. En otros no, pero de ahí vamos viendo cómo se hace.

10.

Hoy tenemos que replantearnos la movilización. Creo que la movilización que se dio en 2013 fue contundente, estuvo bien organizada. Fueron 80 puntos, pero después el uno se creyó más que el otro, y así es muy difícil. La movilización debe llevar a negociar una agenda con propuestas concretas, y no dejar eso para la MPC. Debe haber una preparación previa, y no para reivindicar derechos, sino para ejercer gobierno y llegar a un tratado. Ese poder que tengamos en ese momento servirá para una transformación estructural de muchos de los temas de acá. Ahí veo yo que vale la pena la movilización. Pero si es pa seguir haciendo acuerdos que después no se implementan… ¡no, hombre!, eso es un desgaste. 

11.

Después de la Constitución del 91, la gente nos siguió mirando como objetos de folclor, no como sujetos de derechos. Esa es la vaina jodida. Los funcionarios nos siguen mirando así, y creen que los indígenas son una cosa por allá aparte, algo decorativo. Por eso hablo de un replanteamiento en esa relación, pero primero tenemos que creer nosotros mismos que sí somos capaces, que somos poder. Ahí es donde yo me pregunto: ¿cómo vamos a transformar esa relación desde el mismo sistema de pensamiento? Porque es que a nosotros nos metieron mucha basura.

Creo que, en la Ley de Gobierno Propio, Volver al Origen, hay unos elementos para entender y lograr una organización nacional indígena. Sucede que no nos hemos enfocado en desarrollar esos elementos estructurales. Para que la nación indígena sea fuerte hay que hablar de autoridad nacional de gobierno. Hay que partir de que las organizaciones que la integran estén fuertes; debe haber un manejo del territorio local para llegar al regional, y luego al nacional. Eso como primer punto. Lo segundo es tener un fundamento real de poder, y eso nos lo da el territorio. Cuando hablamos de un ámbito territorial, pero no somos capaces de superar el ámbito departamental o municipal, estamos jodidos. Si digo: “Yo soy arhuaco del Cesar”, o: “Soy arhuaco del Magdalena”, estamos jodidos. Ya la Sierra es una sola territorialidad, y la suma de territorios es una confederación. Yo miro la autoridad nacional como un estado federal. No sé cómo debería llamarse eso: Estados Unidos Indígenas de Colombia, no sé, pero serían unos estados unidos. En tercer lugar, creo que hay que darle poder en esto a los mayores, a los sabios de los pueblos, para que la organización se fundamente en la espiritualidad. Porque ahí tenemos el poder. Entonces, tiene que haber un consejo de autoridades mayores, de tal manera que la otra estructura, la que hoy es Consejo Mayor de Gobierno de la ONIC, esté direccionada por los principios que el Consejo de Sabios determine. Creo que lo están citando ahora, con dos mayores por cada macro. Pero no va a ser suficiente. Debe haber más sabios, para que haya más fuerza. Entiendo que por economía van solo diez, pero hay 115 pueblos en el país. Debería entonces haber 115 sabios ahí.

Hay que hacer una evaluación sobre la política electoral. Tener dos senadores, para mí, no es la solución, no es tener una participación real. Bueno, es lo que hemos logrado, pero hay que hacer la evaluación: qué elementos concretos hemos logrado con dos senadores. Supongamos que nos tomamos el poder del Estado… las cosas no van a resolverse tampoco porque pongamos un presidente, pues eso es una macroestructura. Alguna vez, Evo Morales nos decía: “Si ustedes están pensando en tomarse el poder, tienen que formar cuadros directivos, administrativos, técnicos, porque esa maquinaria que hay en los mandos medios del gobierno, los ministerios, eso no deja avanzar nada, si la gente no tiene claridad”. Lo político electoral es importante en la medida en que logremos incidir en la implementación de la ruta que tenemos. Porque ahora hay muchos obstáculos, sobre todo en el tema financiero. 

Pero vuelvo y digo: lo político electoral no es lo propio de nosotros. Más bien debemos pensar en la construcción de unos temas de Gobierno más cercanos, porque, de lo contrario, vamos a terminar asumiendo las costumbres de afuera, de esas formas de elección, y vamos a deslegitimar a nuestros mayores. Y no solo eso, sino que otros partidos, ajenos a los nuestros, lo terminarían haciendo. Lo digo por mí mismo, pues estuve a punto de suceder a mi hijo como aspirante al Senado, después de que falleció. La gente me dijo: “Sea usted el candidato”. Bueno, yo me alcancé a animar, pero había algo que me indicaba que no lo hiciera, que ese no era el camino. No tenía el camino abierto, no daba para despegar ni nada. Fui a consultar a los mamos y me dijeron: “Senado sí, pero espiritual”. Ahora yo estoy pensando: ¿qué me quisieron decir con lo de “senado espiritual”? Bueno, eso quiere decir de pronto que hay un sistema político electoral propio, que está en la espiritualidad. Estoy ahora en esa indagación… qué me quisieron decir con eso… dijeron que estaba para un alto cargo en el Gobierno, pero no dijeron qué Gobierno. No dijeron si era con Petro, o si era aquí mismo en la Sierra. Pero sí tengo una claridad: la lucha la tenemos que seguir haciendo desde lo político organizativo. Eso es lo fundamental.

 

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