Frente a la imposición de una deuda ilegítima

El Movimiento Indígena, por supuesto, se alinea con este propósito: la anulación definitiva de una deuda ilegítima.

El gran capital ha impuesto sus lógicas, sus relatos y sus dinámicas; la consecuencia ha sido el saqueo y el crecimiento de una deuda impagable. La deuda y las afectaciones al planeta son directamente proporcionales: aumenta la cifra y aumenta el peligro de nuestra desaparición. Deuda x Clima es una iniciativa que busca superar esta relación asfixiante, en donde los bancos de desarrollo y demás fondos financieros prolongan el dominio económico sobre los pueblos del Sur Global. El Movimiento Indígena, por supuesto, se alinea con este propósito: la anulación definitiva de una deuda ilegítima. 

Por Redacción MPC / diana cantarey / Oscar Sampayo

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Entre las circunstancias que constriñen el desarrollo y la justicia en los países del Sur Global se encuentra el altísimo endeudamiento que estos tienen con las grandes entidades financieras que acaparan el capital mundial. La deuda incide negativamente y de forma dramática en las posibilidades de crecimiento de nuestros pueblos, los cuales quedan atrapados en la trampa de los préstamos, que deben ser pagados durante años interminables con altísimas tazas de interés. El negocio es sencillo y contundente: el banco presta el dinero, luego cobra varias veces de más la suma que ha prestado.

Un país puede endeudarse por necesidad, pero también por intereses corruptos de sus gobernantes. En todo caso, el peso de la deuda cae siempre sobre su población. Tomemos por caso un proyecto de extracción de combustibles fósiles. Un gobierno, en alianza con una compañía petrolera, toma un préstamo del Banco Mundial; se construye un oleoducto que por supuesto genera ingresos; los beneficios los toma la compañía y un pequeño grupo de políticos, aliados al gobierno; la deuda y los intereses los paga la población local. ¿Y cómo logran que la población pague? Ya los prestamistas, además de los intereses, habían instaurado unas cuantas condiciones: reducción de subsidios y salarios, por ejemplo, y aumento de impuestos para la ciudadanía. 

Las consecuencias para los países que toman estos préstamos han sido nefastas. En 2020, por ejemplo, “los países del Sur Global gastaron 372.000 millones de dólares en pagos de la deuda”. Esta suma, por supuesto, dejó de ser destinada a las urgencias de los territorios: salud, alimentación, educación, etcétera. La necesidad de pagar, por otro lado, ha debilitado la posibilidad de atender debidamente los estragos del cambio climático en las zonas en donde este tiene un mayor impacto. “En 2021, 34 de los países más pobres del mundo emplearon 5 veces más en pagos de deuda que en proteger a sus pueblos de los impactos climáticos”.

El absurdo es mayor en tanto que los proyectos financiados por los grandes bancos son de naturaleza extractivista. En este caso, el daño es doble: la operación comienza con la afectación del medio ambiente y continúa con la asfixia económica. Luego, los bancos conminan a los países a “aliviar” la deuda con nuevos proyectos de extracción de combustibles fósiles. Un círculo perverso en el que no se pretende otra cosa más que el sometimiento continuado de los países y territorios del Sur, bajo el afán de un enriquecimiento sin límites. 

Frente a esta circunstancia, la población civil ha empezado a organizarse y a movilizarse. La campaña Deuda x Clima propone varias estrategias para empezar a contener el endeudamiento de los países frente a los bancos de desarrollo, pero sobre todo para terminar anulando, de manera definitiva y sin condiciones, la deuda ilegítima adquirida tras cientos de años de explotación. En el punto central del planteamiento, hay un argumento que hoy por hoy, a la luz de la verdad, resulta irrebatible: no es el Sur Global el que le debe al Norte y sus entidades financieras, es el Capital y el Colonialismo el que tiene una deuda desproporcionada con nuestros territorios. Es hora de que detengan el saqueo y que inicien las necesarias y largas reparaciones.

A propósito de esta realidad, en De Gobierno a Gobierno tuvimos una fructífera conversación con diana cantarey, facilitadora global de Deuda x Clima, y con Oscar Sampayo, asesor ambiental de la Mesa Permanente de Concertación. Compartimos a continuación algunos apartes de sus iniciativas y reflexiones:  

 

¿Qué es Deuda x Clima?

diana cantarey: Nuestra campaña es un movimiento de movimientos, que está conformado por organizaciones feministas, ambientales, sindicales, campesinas e indígenas. Lo que buscamos es la anulación total de las deudas del Sur Global. No apostamos por los canjes de deudas, pues reconocemos que en estos el mecanismo neocolonial y las relaciones de subalternidad se mantienen. Apostamos más bien por la anulación incondicional. 

Actualmente tenemos presencia en más de 30 países, donde los estragos de la crisis climática ya son muy evidentes. Sabemos que puede sonar utópico pero la anulación de la deuda es muy posible. Ya ha pasado en la historia. Cuando Hitler cayó, el 70% de sus deudas fueron anuladas para permitir el desarrollo del pueblo alemán. Entonces, si la deuda de un genocida fue anulada, ¿por qué la deuda impagable, ilegítima e ilegal de nuestros territorios tiene que seguir vigente? 

Reconocemos que la deuda tiene una gran relación con el cambio climático. Como nuestras deudas están en divisa extranjera y nosotros no tenemos esa divisa, tenemos que generar los dólares o los euros mediante la explotación de nuestros recursos fósiles. Para detener esta explotación sin sentido, decidimos luchar por la anulación incondicional de estas deudas. 

Nos hemos dado cuenta de que dentro de nuestros territorios hay muchas tensiones entre feministas, ambientalistas, trabajadores e indígenas. Pero la deuda es el factor común que podría unir todas estas luchas. Solamente un frente unido podría combatir estos poderes que están centralizados, sobre todo, en el Fondo Monetario Internacional y en el Banco Mundial.

En un primer paso en nuestra campaña, decimos: “No vamos a pagar estas deudas”. El segundo paso es revertir la ecuación: “Bueno, en realidad, quién le debe a quién”. Nuestros territorios son los que tienen una deuda financiera ahora, pero las verdaderas deudas son la ecológica, la histórica y la epistémica que tienen los territorios del Norte Global y colonialista con nuestros países. 

Tenemos colaboradores en el Norte Global, tenemos presencia en los países de Europa y Estados Unidos. Ellos hacen presencia en los centros de poder, en las oficinas del Fondo Monetario Internacional, en los ministerios de finanzas; hacen presión allá para que anulen esta deuda. Este es el motivo de nuestra campaña y por lo que venimos luchando hace dos años. En marzo se cumplen dos años. 

Nos estamos perfilando para el 2025 porque viene el jubileo. El jubileo es un mecanismo que se da en la Iglesia católica, donde cada 25 años se anulan deudas para resetear el mundo, para nivelar los poderes. (En la Iglesia judía es cada 7 años). En el año 2000 hubo una gran festividad para la Iglesia católica, se creó el movimiento Jubileo 2000, donde se anularon más de 60 millones de euros en deudas. Fue ahí en esa fecha donde surgieron muchos movimientos para la anulación de las deudas. Debemos articularnos nuevamente para 2025.

El 2025 es muy importante para nuestra campaña; es nuestra meta, porque no va a ser solamente el jubileo, sino que se va a llevar a cabo la COP acá en el Amazonas. Creemos que sería un gran momento para que todos nuestros movimientos y territorios en Abya Yala nos uniéramos para exigir la anulación. 

Es muy bueno que Petro venga hablando de lo injusto de la deuda. Evidentemente, se está yendo por el mecanismo propuesto por el Fondo Monetario, pero, por lo menos, ya traer el tema de la deuda a la discusión pública es importantísimo. Al final de cuentas, aunque suene imposible, lo importante es clarificar más nuestras propuestas, para cuando llegue el momento de la negociación.

 

¿Ha habido otras iniciativas precedentes?

**Oscar Sampayo: Sobre si hay casos exitosos precedentes… Tenemos casos de países que han exigido la anulación de la deuda; sus presidentes, sus políticos han exigido eso, y los han terminado asesinando. Un caso de esos es Thomas Sankara, de Burkina Faso, hace 32 años. Él fue uno de los que impulsó, en los países del Sur Global −lo que entonces se llamaba los no alineados−, el tema de la anulación de la deuda. Un año después lo asesinaron. 

Pero vemos también casos contrarios. Por ejemplo, que no son Estados o países, sino que son corporaciones, bancos, a los que les han condonado la deuda. En 2008, en la implosión de la burbuja inmobiliaria: ¿qué hizo Estados Unidos?, entregó alrededor de ciento cincuenta mil millones de dólares para salvar varios bancos. 

Entonces, esto es lo que vemos, se salvan intereses privados, pero no a los países del Sur. Y no ha sido por falta de iniciativa de los países. Ha sido porque hay un sometimiento y unas imposiciones del Norte para mantener esta lógica de dependencia y sometimiento, para seguir extrayendo nuestros bienes comunes, principalmente el petróleo, el gas, el carbón. Y ahora lo que se viene son los metales de transición. 

 

¿Qué acciones se plantean a corto y mediano plazo?

diana: Tenemos un calendario de movilizaciones. En este 2024 se cumplen 80 años de la creación del Fondo Monetario Internacional y del Banco Mundial; entonces, nos proponemos hacer movilizaciones globales. También este año se cumplen 50 años de la creación del nuevo orden económico internacional propuesto por el G77. Así que los grupos de investigación de Deuda x Clima están reescribiendo y reestructurando esta propuesta del nuevo orden económico internacional, para adaptar las nuevas crisis que han surgido, la crisis de la pandemia, la crisis climática, y la apuesta por dejar los recursos fósiles de lado. 

Otra de las fechas importantes que tenemos es el Día de la Resistencia Indígena, donde también se llama a una movilización internacional, porque nos damos cuenta de cómo la deuda está muy conectada con el extractivismo y el colonialismo. Esta será una de las fechas fuertes donde se movilizarán todos los capítulos de Deuda x Clima.

Estamos en articulación con los territorios, con los defensores de territorio. También nuestra Deuda x Clima funciona más bien como una plataforma que le sirve a los Pueblos Indígenas. Nos ponemos a su disposición para que ellos nos indiquen cuáles son las fechas, cuáles los recursos, cuál es la agenda que se debe seguir, y así nosotros movilizarnos a su favor. No es tanto que los Pueblos Indígenas se adapten a nuestra campaña, sino ver qué necesitan para empezar a hablar de la deuda y a movilizarnos con todas nuestras fuerzas.

Este año esperamos hacer una mesa de discusión sobre la deuda en Colombia. Necesitamos movilizar el recurso. También este año se lleva a cabo la COP de Biodiversidad acá en Colombia. Es una fecha importante donde se reúnen grandes líderes, grandes representantes interesados en la protección de la biodiversidad. Pero también es importante para que construyamos las alianzas necesarias y llegar fuertes a la COP30 de la Amazonía.

 

Las articulaciones y objetivos
planteados por el Movimiento Indígena

Oscar: Hay dos ejercicios que se están haciendo desde el Movimiento Indígena, liderado por Paulo Añokazi, por Orlando Rayo, por la ONIC y la MPC. Uno es poder articular a nivel nacional diferentes sectores: afros, campesinos, sindicalistas y movimientos feministas. Debemos tomar la vocería de esa alianza desde el Movimiento Indígena, pero también a nivel latinoamericano. Debemos articular entre Perú, Colombia y Brasil este año, generar una agenda conjunta de pueblos amazónicos, para llegar tanto a la COP30 de Belén, el próximo año, como a otros espacios que se darán próximamente: el G20 en Brasil, y el V20 (los países vulnerables al cambio climático), en el cual Colombia está muy fuerte. Debemos copar esos escenarios del discurso, de la estrategia de la anulación de la deuda. Ir en esos dos sentidos: lo nacional y lo internacional regional.

Por otro lado, debemos lograr que se hable de la deuda en lo cotidiano, que lo hable el paisano, el campesino, el movimiento feminista. Aquí en Colombia no pasa como en Argentina, como en Brasil: no es que sea un tema muy popular en esos países, pero sí lo aborda un espectro más amplio de la sociedad. Aquí en Colombia no, aquí el tema de la deuda está para las élites, los banqueros, los empresarios, y para algunos sectores políticos que toman decisiones. 

Y si nosotros recordamos, hasta antes de Uribe, con Samper, con Pastrana, con Gaviria, se hablaba de la deuda, pero llegó un momento en el que no pasó más nada, se acabó el tema. Uno de los puntos importantes de la campaña es que se hable de la deuda, que se popularice el concepto de la anulación de la deuda en los diferentes sectores. 

Si se anula la deuda… Nosotros en Colombia entregamos más del 54% del presupuesto para el pago de deuda. Este año el presupuesto llegó a 325 billones de pesos, el 54% son alrededor de 170 billones de pesos, los cuales se van para pagar los intereses y una parte del capital de esa deuda. Si anuláramos la deuda, esa plata se iría para los territorios, para la salud. 

Un dato que nos compartieron los compañeros del sindicato de la DIAN es que en los últimos 10 años se ha aumentado 3 veces el recaudo de impuestos, pero no ha habido una ampliación en el tema de la educación, de la salud, de beneficios. No se han reducido las necesidades de los territorios indígenas, afros y campesinos. Entonces, ese recaudo ¿para dónde se está yendo?, pues para pagar la deuda. 

Hay entonces una lógica que dice que hay que recaudar más plata, pero esa plata no es para el beneficio de los colombianos, sino para enriquecer a los dueños de los bancos de desarrollo, BID, Banco Mundial. Entonces, es lo que estamos impulsando y proponiendo: primero, diálogo de toda la sociedad, de todo el pueblo colombiano en torno a la deuda pública que tiene este país. Y, segundo, si la anulación se da, cómo van a llegar esos recursos a los territorios para realmente beneficiar y reducir las necesidades de la gente.

 

La deuda recrudece el desequilibrio
económico y ecológico en el mundo

diana: Nuestra campaña también funciona como un diagnóstico de la crisis de deuda que estamos enfrentando y de la crisis climática que conlleva. Se trata de darnos cuenta de cómo están interrelacionados nuestros territorios, y preguntarnos por qué, si nuestros países son tan ricos, en cultura, en recursos, en alimentación… por qué vivimos estas situaciones de pobreza, y por qué los países del Norte Global, que no tienen estos recursos, viven en la opulencia total. Es este mecanismo de la deuda lo único que explica por qué hay esta disparidad en los territorios. 

Por ejemplo, acá en Colombia ha habido un progresivo recorte de los programas sociales, porque estos mecanismos, estas instituciones financieras internacionales, ejercen una presión sobre el Gobierno para implementar políticas de austeridad y de recorte que garanticen el pago de la deuda. Mientras los impuestos a la gente común, a la gente normal, se incrementan, los impuestos a las empresas extranjeras se reducen. Todo en favor de estas políticas neoliberales de privatización y favorecimiento del gran capital.

¿Por qué ha crecido la deuda?

diana: La deuda ha crecido principalmente por las crisis financieras; procesos de inflatación en donde hay una inflación enorme, pero no hay crecimiento económico. Luego, por procesos de corrupción. Muchas veces se han pedido deudas que se han robado por completo, y quedan después para el pueblo colombiano. La pandemia fue otro factor de endeudamiento total, el alto pago de intereses. 

Nuestros territorios son considerados de alto riesgo, los intereses entonces que nos cobran a nosotros son muy altos. Si analizamos la deuda del Norte Global y la del Sur vemos la diferencia. Los países ricos también están muy endeudados, por ejemplo, Japón o Estados Unidos, pero la diferencia con esas deudas y las nuestras es que ellos no tienen unos intereses tan altos como los tenemos nosotros. 

Básicamente, la deuda en nuestros territorios se hizo para que no se pueda pagar, para mantener esta relación de subalternidad justificada mediante la financialización. Por eso es que han aumentado tanto nuestras deudas. 

Oscar: Hay otro punto: el falso paradigma de que lo público es paquidérmico, corrupto, que no funciona, y que lo privado es lo mejor. En esa transición de los noventa a los dos mil, se privatizó todo lo que ofrecía el Estado: salud, educación, Ecopetrol. Algunas empresas estratégicas terminaron en manos de privados, porque supuestamente lo público era ineficiente. Entonces eso provocó que no se obtuvieran recursos. El caso tipo es ISAGEN, una empresa que genera casi el 50% de la energía y que terminó en manos de un fondo de inversiones de Canadá, cuando era del Estado colombiano.

Todo ese tipo de políticas privatizadoras, en la cual ponen al Estado y a nosotros mismos como ineficientes, corruptos, que malversamos recursos, ha generado este tipo de situaciones: que no tengamos capital para poder invertir, que tengamos que pedir prestado para hacer lo que estábamos haciendo antes con los recursos de estas empresas públicas que generaban beneficios y plata para el Estado. Eso también es uno de los factores que ha contribuido a esta deuda que tenemos.

 

*diana cantarey es artista y miembro de diferentes colectividades estético-políticas. Su trabajo hace preguntas en torno a la extinción, el exceso y la explotación, a las cuales propone respuestas estéticas: “verd-tiras” (verdades+mentiras), especulando así qué ficciones verdaderas pueden confrontar falsas realidades.

**Oscar Sampayo es politólogo de la Universidad de Antioquia con maestría en Derechos Humanos de la UIS. Impulsor del Centro de Estudios Sociales, Extractivos y Ambientales del Magdalena Medio – GEAM y asesor ambiental de la Mesa Permanente de Concertación.

 

Web Deuda x Clima:
https://www.debtforclimate.org/es

Instagram:
@debtforclimate
@deudaxclima

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